EL MONUMENTO

Capilla de San Benito

OBRAS DESTACADAS

Retablo de San Benito
Pedro Duque Cornejo, 1757.


San Benito
José de Medina, 1757.


Inmaculada
Sebastián de Solís, ca. 1610.

En 1673 se dedicaba esta capilla a San Fernando y un año después se instalaba en ella el lienzo del rey santo realizado por Valdés Leal. En 1714, a instancias del deán don Íñigo Manuel Fernández de Córdoba, se colocó junto a la citada pintura la talla de la Inmaculada Concepción, la denominada Concepción Vieja, presente en la primitiva catedral, obra que se atribuye a Sebastián de Solís (lateral izquierdo).

La devoción a San Benito se instaura en 1757 por iniciativa del entonces obispo, el benedictino Fray Benito Marín (1750-1769), lo que supuso el traslado del lienzo de San Fernando y del resto de pinturas que adornaban la capilla. No así de la imagen de la Concepción, que permanecería en el lateral de la misma conformando un singular retablo en cuya base aparece la Vera Imago de Cristo, según la tradición del rey Abgar de Edesa, y que goza de gran veneración entre los giennenses.

El magnífico retablo barroco, que preside la capilla, fue trazado por Pedro Duque Cornejo y ejecutado por los maestros Francisco Calvo y José de Medina. La apoteosis del Santo centra el conjunto y queda rodeada de relieves que representan sus hechos y milagros, mientras que su hermana Santa Escolástica es representada en altorrelieve. De la producción de Medina destaca no sólo la imagen titular, sino también la escena de la Lactación de San Bernardo, en el lateral derecho. Los lienzos con la vida de San Benito también fueron legados por el prelado promotor.

A nuestros pies se sitúa la magnífica lauda sepulcral del obispo fray Benito Marín, de mármol rojo con incrustaciones de mármoles negros y blancos.