Cumpliendo con la tradición, en la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos, la Catedral de Jaén celebró esta fiesta con la procesión de la Virgen de la Antigua, la celebración de la Santa Misa, la presentación a la Virgen de bebés y niños y la bendición del Santo Rostro desde los balcones exteriores del templo.
A la hora del Ángelus daba inicio la procesión claustral de la patrona del Cabildo Catedralicio, la Virgen de la Antigua, precedida por un grupo de niños que portaban flores. A la talla de la Virgen, portada en andas por miembros de la Cofradía de la Buena Muerte, seguían numerosos miembros del Cabildo Catedral, entre ellos el Deán y Vicario General de la Diócesis, D. Francisco Juan Martínez Rojas. A continuación, se dio inicio a la Eucaristía, con la imagen de la patrona del Cabildo presidiendo el Altar Mayor de la Catedral. Antes de la homilía, se presentaron ante la Virgen un nutrido grupo de bebés y niños pequeños, que fueron bendecidos con la oración a la Virgen María más antigua que se conoce:
“Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!”
Ya en la homilía de esta Solemnidad, el Deán y presidente del Cabildo, D. Francisco Juan Martínez Rojas quiso enfatizar, en el Año de la Misericordia, la figura de la Madre de Cristo, y lo hizo con estas palabras: “María es la voz clara y transparente, pura y de belleza sin igual, que proclama constantemente que la misericordia de Dios llega a los fieles del Señor de generación en generación, siempre y sin interrumpirse, de una manera generosa y desbordante. Ella es testigo de la misericordia del Padre, es decir, de su amor infinito, que nos ha elegido, nos ha predestinado para que seamos hijos suyos en Jesucristo, su Hijo Unigénito, su Predilecto. Ese amor es más fuerte que la misma muerte, está por encima de nuestras faltas y pecados, y por eso nos llena de esperanza, porque al contemplar la victoria de María, la llena de gracia, la llena de misericordia, a pesar de nuestra fragilidad atisbamos también nuestro destino final, la victoria sobre nuestra propia muerte, para poder vivir con gozo infinito la vida que no tiene límites”.
El Deán profundizó en el misterio de la Asunción de María, afirmando que: “En María asunta a los cielos redescubrimos la alegría de la ternura de Dios. Porque vemos, casi diría que palpamos, que la misericordia es la identidad más profundad de Dios. Una misericordia que se despliega en la historia, que baja a nuestro mundo y se encarna en Jesucristo, y forma parte de nuestro tiempo y de nuestras vidas”.
D. Francisco Juan, del mismo modo, quiso recordar la importancia de este día para el pueblo de Dios, y como generación tras generación han asistido a la celebración de esta Solemnidad en el Templo Mayor de Jaén, donde, tanto ayer, como hoy, los fieles eran bendecidos por el Santo Rostro. “En este día de tanta raigambre en el pueblo de Dios, una vez más volveremos a recibir la bendición con el Santo Rostro, según un rito secular en la historia religiosa de nuestra ciudad y de esta catedral. Durante muchos siglos, esta venerada reliquia se mostraba sólo el Viernes Santo y tal día como hoy, bendiciendo al pueblo reunido en este templo, y desde los balcones de la catedral, a la ciudad y campos de nuestra ciudad. Hoy, una vez más, Jesucristo, rostro de la misericordia del Padre volverá a bendecirnos”.
Y de este modo, tras concluir la Santa Misa, el Cabildo se dirigió a todos los balcones de la Catedral, para desde cada uno de los puntos cardinales bendecir a la ciudad de Jaén, y a los campos. Una bendición, que concluyó en el balcón central de la Plaza de Santa María con el aplauso de los fieles congregados.
(Fuente:www.diocesisdejaen.es)
Galería de fotografías
Cumpliendo con la tradición, en la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos, la Catedral de Jaén celebró esta fiesta con la procesión de la Virgen de la Antigua, la celebración de la Santa Misa, la presentación a la Virgen de bebés y niños y la bendición del Santo Rostro desde los balcones exteriores del templo.
A la hora del Ángelus daba inicio la procesión claustral de la patrona del Cabildo Catedralicio, la Virgen de la Antigua, precedida por un grupo de niños que portaban flores. A la talla de la Virgen, portada en andas por miembros de la Cofradía de la Buena Muerte, seguían numerosos miembros del Cabildo Catedral, entre ellos el Deán y Vicario General de la Diócesis, D. Francisco Juan Martínez Rojas. A continuación, se dio inicio a la Eucaristía, con la imagen de la patrona del Cabildo presidiendo el Altar Mayor de la Catedral. Antes de la homilía, se presentaron ante la Virgen un nutrido grupo de bebés y niños pequeños, que fueron bendecidos con la oración a la Virgen María más antigua que se conoce:
“Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!”
Ya en la homilía de esta Solemnidad, el Deán y presidente del Cabildo, D. Francisco Juan Martínez Rojas quiso enfatizar, en el Año de la Misericordia, la figura de la Madre de Cristo, y lo hizo con estas palabras: “María es la voz clara y transparente, pura y de belleza sin igual, que proclama constantemente que la misericordia de Dios llega a los fieles del Señor de generación en generación, siempre y sin interrumpirse, de una manera generosa y desbordante. Ella es testigo de la misericordia del Padre, es decir, de su amor infinito, que nos ha elegido, nos ha predestinado para que seamos hijos suyos en Jesucristo, su Hijo Unigénito, su Predilecto. Ese amor es más fuerte que la misma muerte, está por encima de nuestras faltas y pecados, y por eso nos llena de esperanza, porque al contemplar la victoria de María, la llena de gracia, la llena de misericordia, a pesar de nuestra fragilidad atisbamos también nuestro destino final, la victoria sobre nuestra propia muerte, para poder vivir con gozo infinito la vida que no tiene límites”.
El Deán profundizó en el misterio de la Asunción de María, afirmando que: “En María asunta a los cielos redescubrimos la alegría de la ternura de Dios. Porque vemos, casi diría que palpamos, que la misericordia es la identidad más profundad de Dios. Una misericordia que se despliega en la historia, que baja a nuestro mundo y se encarna en Jesucristo, y forma parte de nuestro tiempo y de nuestras vidas”.
D. Francisco Juan, del mismo modo, quiso recordar la importancia de este día para el pueblo de Dios, y como generación tras generación han asistido a la celebración de esta Solemnidad en el Templo Mayor de Jaén, donde, tanto ayer, como hoy, los fieles eran bendecidos por el Santo Rostro. “En este día de tanta raigambre en el pueblo de Dios, una vez más volveremos a recibir la bendición con el Santo Rostro, según un rito secular en la historia religiosa de nuestra ciudad y de esta catedral. Durante muchos siglos, esta venerada reliquia se mostraba sólo el Viernes Santo y tal día como hoy, bendiciendo al pueblo reunido en este templo, y desde los balcones de la catedral, a la ciudad y campos de nuestra ciudad. Hoy, una vez más, Jesucristo, rostro de la misericordia del Padre volverá a bendecirnos”.
Y de este modo, tras concluir la Santa Misa, el Cabildo se dirigió a todos los balcones de la Catedral, para desde cada uno de los puntos cardinales bendecir a la ciudad de Jaén, y a los campos. Una bendición, que concluyó en el balcón central de la Plaza de Santa María con el aplauso de los fieles congregados.
(Fuente:www.diocesisdejaen.es)
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