Desde el Templo del Sagrario daba comienzo, este Domingo de Ramos, la procesión de aclamación a Cristo, con las palmas y los ramos de olivo hacia la Catedral. Antes fueron bendecidas por el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, que estuvo acompañado por miembros del Cabildo Catedral, los diáconos y los seminaristas.
Con cánticos, el Obispo, los canónigos y el pueblo fiel recorrieron los metros que separan el Sagrario de la puerta del Perdón del primer Templo de Jaén, con las palmas ya bendecidas .
Don Amadeo comenzó su homilía diciendo que “cada vez que escuchamos la Pasión de Cristo por nuestra cabeza pasan muchas preguntas, razones y motivos de lo que sucedió. Pero no le demos vueltas. Hay que contemplar a Dios en la Pasión de Cristo. Por lo tanto, a entrar cada uno de nosotros en los sentimientos de Dios, porque probablemente en esos sentimientos nos encontraremos con nosotros mismos”. Para añadir, “no hay ninguna duda de que la Pasión de Cristo es un gesto de amor. Ahí está poniendo Dios todo su amor hacia el hombre y hacia el mundo. Y es un amor que salva, que le da horizonte y vida”.
El Prelado jiennense quiso explicar, en este domingo de Ramos, el tercero desde el inicio de su ministerio pastoral en Jaén, que “el misterio del amor de Cristo no se puede contemplar solo desde la pasión y muerte de Cristo sino que hay que tener también presente la Resurrección. Ya que la Resurrección es el corazón de Dios, es el amor de Dios que se vuelca con toda la humanidad para decirles: ‘no es verdad que la vida no tiene sentido, que la vida es solo dolor, la verdad es que Dios nos da VIDA en Cristo Jesús’”.
La santa Misa concluyó con la bendición solemne a todo el pueblo fiel congregado en la Catedral.
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Desde el Templo del Sagrario daba comienzo, este Domingo de Ramos, la procesión de aclamación a Cristo, con las palmas y los ramos de olivo hacia la Catedral. Antes fueron bendecidas por el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, que estuvo acompañado por miembros del Cabildo Catedral, los diáconos y los seminaristas.
Con cánticos, el Obispo, los canónigos y el pueblo fiel recorrieron los metros que separan el Sagrario de la puerta del Perdón del primer Templo de Jaén, con las palmas ya bendecidas .
Don Amadeo comenzó su homilía diciendo que “cada vez que escuchamos la Pasión de Cristo por nuestra cabeza pasan muchas preguntas, razones y motivos de lo que sucedió. Pero no le demos vueltas. Hay que contemplar a Dios en la Pasión de Cristo. Por lo tanto, a entrar cada uno de nosotros en los sentimientos de Dios, porque probablemente en esos sentimientos nos encontraremos con nosotros mismos”. Para añadir, “no hay ninguna duda de que la Pasión de Cristo es un gesto de amor. Ahí está poniendo Dios todo su amor hacia el hombre y hacia el mundo. Y es un amor que salva, que le da horizonte y vida”.
El Prelado jiennense quiso explicar, en este domingo de Ramos, el tercero desde el inicio de su ministerio pastoral en Jaén, que “el misterio del amor de Cristo no se puede contemplar solo desde la pasión y muerte de Cristo sino que hay que tener también presente la Resurrección. Ya que la Resurrección es el corazón de Dios, es el amor de Dios que se vuelca con toda la humanidad para decirles: ‘no es verdad que la vida no tiene sentido, que la vida es solo dolor, la verdad es que Dios nos da VIDA en Cristo Jesús’”.
La santa Misa concluyó con la bendición solemne a todo el pueblo fiel congregado en la Catedral.
Fuente: www.diocesisdejaen.es
Galería Fotográfica: “Domingo de Ramos 2019”