Ayer, domingo 13 de febrero, se celebraba la Jornada Nacional de Manos Unidas. En concreto este año se celebra la 63ª Campaña contra el Hambre, bajo el lema “Nuestra indiferencia los condena al olvido”.
Precisamente, con una Eucaristía, en la S. I. Catedral de Jaén, daba comienzo esta campaña que se prolongará a lo largo de todo el año. Manos Unidas Jaén se ha comprometido con tres proyectos en Camboya, en India y en Haití, que superan los 300 mil euros y para los que se pide la colaboración de todos los jiennenses.
La Santa Misa, que comenzaba a las 12 horas, estuvo presidida por el Obispo, Don Sebastián Chico Martínez, y concelebrada por los canónigos, D. Emilio Samaniego y D. Juan García Carrillo.
Las voluntarias de Manos Unidas fueron las encargadas de las lecturas, de la oración de los fieles, de la colecta y de las ofrendas. El Evangelio fue proclamado por D. Juan García Carillo.
Asimismo, la colecta de todas las parroquias de la Diócesis estuvo destinada a esta ONG de la Iglesia.
Homilía
En su homilía, el Prelado, haciendo referencia al Evangelio de San Lucas, donde Jesús, después de elegir a los doce discípulos, les expone el discurso de las bienaventuranzas, explicó que «cuando el amor domina nuestra vida, vemos las cosas de modo diferente, a cómo la ven el resto de los hombres de este mundo, y actuamos de forma distinta de lo que nace espontáneamente en nuestro corazón. Valoramos más los bienes del espíritu, que las riquezas de este mundo; ansiamos más la justicia interior, que la abundancia material; preferimos padecer que hacer sufrir; y nos sentimos contentos de tener que padecer desprecios y persecuciones por ser fieles a las enseñanzas de Jesús». En este sentido Don Sebastián afirmó que «la dicha, la bienaventuranza que Jesús promete a los que viven así, no es la alegría de este mundo, sino la felicidad interior, mucho más sólida y profunda, de sentirse bendecido y aceptado por Dios, fuente de vida eterna». Para añadir: «Anunciar esta dicha o bienaventuranza es la tarea que los discípulos del Señor estamos llamados a realizar también en nuestra sociedad actual».
Asimismo, Monseñor Chico Martínez quiso hacer hincapié en la Jornada Nacional de Manos Unidas que se estaba celebrando. «Desde hace ya 63 años la comunidad cristiana participa intensamente en la Campaña contra el Hambre que aquí en España promueve Manos Unidas. La consigna de este año es muy elocuente: Nuestra indiferencia los condena al olvido. Esta consigna nos invita a cambiar el mundo cambiando la forma interior de nuestra manera de ser y cambiando la manera de ser de la gente, para que el otro, el pobre, el que tiene hambre, el que llora, el que no es amado, el perseguido por las injusticias de este mundo, no caiga en el olvido por nuestra indiferencia», apuntaba.
Don Sebastián, además, quiso recordar que como cada año, se nos pide nuestra ayuda y animó a los allí presentes a colaborar con generosidad. Finalmente, culminó subrayando que «celebrar “el día contra el hambre” nos recuerda nuestra identidad de Iglesia en camino, la misión que Dios nos encomendó: “Id al mundo entero y anunciad el Evangelio”. El Señor nos pidió, nos sigue pidiendo que demos a nuestros hermanos de comer: “Dadles vosotros de comer”, con todo lo que esto significa. Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, Madre de toda la humanidad, nos ayude a cumplir este cometido».
Ya en la Sacristía, tras la celebración, los miembros de la Delegación diocesana de Manos Unidas pudieron departir con el Obispo y posar junto a él en una fotografía de familia.
Galería fotográfica: «Jornada Nacional de Manos Unidas»
Ayer, domingo 13 de febrero, se celebraba la Jornada Nacional de Manos Unidas. En concreto este año se celebra la 63ª Campaña contra el Hambre, bajo el lema “Nuestra indiferencia los condena al olvido”.
Precisamente, con una Eucaristía, en la S. I. Catedral de Jaén, daba comienzo esta campaña que se prolongará a lo largo de todo el año. Manos Unidas Jaén se ha comprometido con tres proyectos en Camboya, en India y en Haití, que superan los 300 mil euros y para los que se pide la colaboración de todos los jiennenses.
La Santa Misa, que comenzaba a las 12 horas, estuvo presidida por el Obispo, Don Sebastián Chico Martínez, y concelebrada por los canónigos, D. Emilio Samaniego y D. Juan García Carrillo.
Las voluntarias de Manos Unidas fueron las encargadas de las lecturas, de la oración de los fieles, de la colecta y de las ofrendas. El Evangelio fue proclamado por D. Juan García Carillo.
Asimismo, la colecta de todas las parroquias de la Diócesis estuvo destinada a esta ONG de la Iglesia.
Homilía
En su homilía, el Prelado, haciendo referencia al Evangelio de San Lucas, donde Jesús, después de elegir a los doce discípulos, les expone el discurso de las bienaventuranzas, explicó que «cuando el amor domina nuestra vida, vemos las cosas de modo diferente, a cómo la ven el resto de los hombres de este mundo, y actuamos de forma distinta de lo que nace espontáneamente en nuestro corazón. Valoramos más los bienes del espíritu, que las riquezas de este mundo; ansiamos más la justicia interior, que la abundancia material; preferimos padecer que hacer sufrir; y nos sentimos contentos de tener que padecer desprecios y persecuciones por ser fieles a las enseñanzas de Jesús». En este sentido Don Sebastián afirmó que «la dicha, la bienaventuranza que Jesús promete a los que viven así, no es la alegría de este mundo, sino la felicidad interior, mucho más sólida y profunda, de sentirse bendecido y aceptado por Dios, fuente de vida eterna». Para añadir: «Anunciar esta dicha o bienaventuranza es la tarea que los discípulos del Señor estamos llamados a realizar también en nuestra sociedad actual».
Asimismo, Monseñor Chico Martínez quiso hacer hincapié en la Jornada Nacional de Manos Unidas que se estaba celebrando. «Desde hace ya 63 años la comunidad cristiana participa intensamente en la Campaña contra el Hambre que aquí en España promueve Manos Unidas. La consigna de este año es muy elocuente: Nuestra indiferencia los condena al olvido. Esta consigna nos invita a cambiar el mundo cambiando la forma interior de nuestra manera de ser y cambiando la manera de ser de la gente, para que el otro, el pobre, el que tiene hambre, el que llora, el que no es amado, el perseguido por las injusticias de este mundo, no caiga en el olvido por nuestra indiferencia», apuntaba.
Don Sebastián, además, quiso recordar que como cada año, se nos pide nuestra ayuda y animó a los allí presentes a colaborar con generosidad. Finalmente, culminó subrayando que «celebrar “el día contra el hambre” nos recuerda nuestra identidad de Iglesia en camino, la misión que Dios nos encomendó: “Id al mundo entero y anunciad el Evangelio”. El Señor nos pidió, nos sigue pidiendo que demos a nuestros hermanos de comer: “Dadles vosotros de comer”, con todo lo que esto significa. Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, Madre de toda la humanidad, nos ayude a cumplir este cometido».
Ya en la Sacristía, tras la celebración, los miembros de la Delegación diocesana de Manos Unidas pudieron departir con el Obispo y posar junto a él en una fotografía de familia.
Galería fotográfica: «Jornada Nacional de Manos Unidas»