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Monseñor Chico Martínez preside la Santa Misa en la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

El Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, presidía el pasado 1 de enero, en la Catedral, la Eucaristía en la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Asimismo, en el día de Año Nuevo se celebraba, también, la Jornada Mundial de la Paz.

La Santa Misa, que comenzaba a las 12 horas, estuvo concelebrada, además, por algunos miembros del Cabildo Catedralicio. Las lecturas y la oración de los fieles fueron participadas por los miembros de la Cofradía de La Buena Muerte. El Evangelio lo proclamaba el Canónigo D. Juan Francisco Ortiz.

Don Sebastián en su homilía quiso subrayar que se celebraban varias efemérides en ese día, como la octava de Navidad, la circuncisión y la imposición del nombre de Jesús, la maternidad divina de María, la Jornada Mundial por la Paz y el comienzo del año civil. Sin embargo, el Obispo insistió en que, sin duda, la maternidad divina de María era la celebración más relevante de este día. En este sentido explicó que “María, en el umbral del Año Nuevo, en sus brazos nos acerca a su hijo, y como toda madre nos quiere mostrar el Rostro del Hijo de sus entrañas, e incluso a que lo tomemos junto a nosotros y los pongamos en nuestro corazón”. Para añadir: “No tengamos miedo de mirarlo y dejar que su mirada nos transforme, renovando nuestro corazón, haciéndonos más santos, es decir, reflejando su rostro en nosotros y nosotros reflejar su luz en el mundo en el que vivimos. Por ello, que nuestro primer propósito sea acrecentar nuestra fe el Él, en su persona, en su palabra, en su vida, en su enseñanza”.

Asimismo, el Obispo manifestó que “hoy,  también, y tendremos que seguir haciéndolo a lo largo de todo el año, oramos por la Paz. Regalo del que la humanidad siempre está necesitada”. “Por eso hoy tenemos que comenzar rezando, pidiendo a Dios que nos conceda la paz del espíritu, la paz de nuestro corazón y de nuestra vida, que nos haga capaces de ser sembradores y creadores de paz en torno nuestro, en medio de nuestro mundo”. 

Después de la bendición solemne, el Obispo tomó al Niño Jesús y lo alzó mostrándolo a todos los fieles presentes, que, de rodillas, adoraron al Salvador.

La celebración culminaba cantándole a Santa María, Madre de Dios.

Galería fotográfica: «Solemnidad de Santa María, Madre de Dios»