El pasado martes, 15 de diciembre, se celebraba en la Catedral de Jaén una Eucaristía, organizada por el movimiento scout, en torno a la Luz de la Paz de Belén para toda la Diócesis. La Misa comenzaba con una procesión que atravesaba la Puerta de la Misericordia, “ya que lo fieles estamos llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, como signo del deseo profundo de una auténtica conversión”
Fue una ocasión para educar en la paz a los niños, niñas y jóvenes de nuestros grupos y parroquias, haciéndoles protagonistas de la construcción de ésta en el mundo.
Se les animó a que hagan presente la luz en las celebraciones parroquiales, y después la ofrezcan a los miembros de cada comunidad, y a otras asociaciones, colectivos, residencias,… que haya en nuestros barrios y pueblos para que entre todos sigamos construyendo el Reino de Dios, que la luz se multiplique y se haga presente en los corazones de mucha más gente.
Ya lo dice el evangelio: “No se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,15-16).
Galería de imágenes:
El pasado martes, 15 de diciembre, se celebraba en la Catedral de Jaén una Eucaristía, organizada por el movimiento scout, en torno a la Luz de la Paz de Belén para toda la Diócesis. La Misa comenzaba con una procesión que atravesaba la Puerta de la Misericordia, “ya que lo fieles estamos llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, como signo del deseo profundo de una auténtica conversión”
Fue una ocasión para educar en la paz a los niños, niñas y jóvenes de nuestros grupos y parroquias, haciéndoles protagonistas de la construcción de ésta en el mundo.
Se les animó a que hagan presente la luz en las celebraciones parroquiales, y después la ofrezcan a los miembros de cada comunidad, y a otras asociaciones, colectivos, residencias,… que haya en nuestros barrios y pueblos para que entre todos sigamos construyendo el Reino de Dios, que la luz se multiplique y se haga presente en los corazones de mucha más gente.
Ya lo dice el evangelio: “No se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,15-16).
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