Este domingo, coincidiendo con la Jornada Mundial del DOMUND, se ha celebrado la Dedicación de la Santa Iglesia Catedral de Jaén, con una misa solemne, presidida por el Vicario General y Deán de la Catedral, D. Francisco Juan Martínez Rojas. El día anterior, el Obispo de la Diócesis, Don Amadeo Rodríguez Magro, presidió las Vísperas a esta Solemnidad.
Durante su homilía, el Vicario General, haciendo referencia a la obra “El Pastor” de Hermas, habló de la misericordia infinita de Dios como “la oportunidad que Dios nos da siempre para rehacer nuestra vida, esa oportunidad que el Señor siempre nos concede para volver a ese camino que nos va a llevar a la verdadera felicidad, que no es otra que la amistad con Jesús”.
A punto de concluir el Año Jubilar de la Misericordia, D. Francisco Juan Martínez Rojas quiso centrar su mensaje en cómo la Misericordia del Señor se hace patente en los muros de la Catedral, a través de los Sacramentos que en ella se administran. Y lo expresó de este modo: “Nuestra Catedral nos habla también de la Misericordia de Dios; porque aquí, la Misericordia Divina ha hecho, por el Bautismo, hijos de Dios, a los que el pecado original había apartado de la Gracia. Esa misma misericordia se derrama sobre los fieles, limpiándolos de pecado, en el sacramento de la Penitencia, y los sella con el amor del Espíritu Santo en la Confirmación, alimentándolos con el Cuerpo De Cristo en la Eucaristía. La misericordia de Dios ha hecho, con el Sacramento del matrimonio, que los que sean dos, se conviertan en una sola carne, y ha preparado a los fieles para el encuentro definitivo con el Padre”.
El Deán de la Catedral, aludiendo a las palabras del Santo Padre Francisco, «La Iglesia tiene que caminar, edificar y confesar», afirmó “nuestros mayores edificaron este hermoso templo como prueba y como consecuencia de una fe vivida, de una fe encarnada, de una fe hecha piedra y arte para mostrar el camino que lleva a la belleza absoluta, que es Dios. Como consecuencia de una fe, que con un beso de piedra, quiso así venerar al Rostro de Cristo. Deber nuestro es conservar este legado que nos dejaron nuestros mayores, pero sólo podremos hacerlo como consecuencia de una fe vivida con alegría, proclamada y testimoniada sin miedo y sin complejos”.
La homilía concluyó con la interpelación a los fieles sobre “cómo edificamos ese otro templo espiritual que es la Iglesia de Cristo, nos invita a que nos preguntemos qué tipo de piedra somos y cómo vivimos nuestra fe. Esa es la meta hacia la que se deben dirigir nuestros esfuerzos”.
La eucaristía, que estuvo armonizada con las voces de Cantoría, bajo la batuta de su directora, Cristina García, también estuvo participada por los nuevos miembros de la Junta de Gobierno de la Cofradía Sacramental de la Buena Muerte, que tiene su sede canónica en el primer templo de Jaén, y que habían jurado sus cargos poco antes de la celebración; del mismo modo, contó con la presencia de algunos seminaristas y de numerosos fieles que quisieron participar en esta solemnidad, y concluyó con la bendición con el Santo Rostro.
(Fuente: www.diocesisdejaen.es)
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Este domingo, coincidiendo con la Jornada Mundial del DOMUND, se ha celebrado la Dedicación de la Santa Iglesia Catedral de Jaén, con una misa solemne, presidida por el Vicario General y Deán de la Catedral, D. Francisco Juan Martínez Rojas. El día anterior, el Obispo de la Diócesis, Don Amadeo Rodríguez Magro, presidió las Vísperas a esta Solemnidad.
Durante su homilía, el Vicario General, haciendo referencia a la obra “El Pastor” de Hermas, habló de la misericordia infinita de Dios como “la oportunidad que Dios nos da siempre para rehacer nuestra vida, esa oportunidad que el Señor siempre nos concede para volver a ese camino que nos va a llevar a la verdadera felicidad, que no es otra que la amistad con Jesús”.
A punto de concluir el Año Jubilar de la Misericordia, D. Francisco Juan Martínez Rojas quiso centrar su mensaje en cómo la Misericordia del Señor se hace patente en los muros de la Catedral, a través de los Sacramentos que en ella se administran. Y lo expresó de este modo: “Nuestra Catedral nos habla también de la Misericordia de Dios; porque aquí, la Misericordia Divina ha hecho, por el Bautismo, hijos de Dios, a los que el pecado original había apartado de la Gracia. Esa misma misericordia se derrama sobre los fieles, limpiándolos de pecado, en el sacramento de la Penitencia, y los sella con el amor del Espíritu Santo en la Confirmación, alimentándolos con el Cuerpo De Cristo en la Eucaristía. La misericordia de Dios ha hecho, con el Sacramento del matrimonio, que los que sean dos, se conviertan en una sola carne, y ha preparado a los fieles para el encuentro definitivo con el Padre”.
El Deán de la Catedral, aludiendo a las palabras del Santo Padre Francisco, «La Iglesia tiene que caminar, edificar y confesar», afirmó “nuestros mayores edificaron este hermoso templo como prueba y como consecuencia de una fe vivida, de una fe encarnada, de una fe hecha piedra y arte para mostrar el camino que lleva a la belleza absoluta, que es Dios. Como consecuencia de una fe, que con un beso de piedra, quiso así venerar al Rostro de Cristo. Deber nuestro es conservar este legado que nos dejaron nuestros mayores, pero sólo podremos hacerlo como consecuencia de una fe vivida con alegría, proclamada y testimoniada sin miedo y sin complejos”.
La homilía concluyó con la interpelación a los fieles sobre “cómo edificamos ese otro templo espiritual que es la Iglesia de Cristo, nos invita a que nos preguntemos qué tipo de piedra somos y cómo vivimos nuestra fe. Esa es la meta hacia la que se deben dirigir nuestros esfuerzos”.
La eucaristía, que estuvo armonizada con las voces de Cantoría, bajo la batuta de su directora, Cristina García, también estuvo participada por los nuevos miembros de la Junta de Gobierno de la Cofradía Sacramental de la Buena Muerte, que tiene su sede canónica en el primer templo de Jaén, y que habían jurado sus cargos poco antes de la celebración; del mismo modo, contó con la presencia de algunos seminaristas y de numerosos fieles que quisieron participar en esta solemnidad, y concluyó con la bendición con el Santo Rostro.
(Fuente: www.diocesisdejaen.es)
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