El pasado miércoles, 10 de febrero, comenzamos con toda la Iglesia el tiempo de Cuaresma. Un tiempo para una conversión más intensa. Tiempo de ayuno, oración y limosna generosa.
La ceniza que se nos impuso en nuestras cabezas es el signo del camino de conversión que nos llevará hasta el gozo de la Pascua.
El Obispo de la Diócesis, D. Ramón del Hoyo, presidió la Eucaristía a las 20 horas en la Catedral, donde se impuso la ceniza a los fieles congregados. Para este día, se desplazó desde la Basílica de San Ildefonso la imagen de Jesús Preso, imagen que retornó a su templo con el rezo del Víacrucis una vez acabada la misa.
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