Dos siglos después de que Marcelino Champagnat iniciara un camino en pro de la educación, de la escolarización, de la catequetización de los más desfavorecidos, el Instituto Marista vive “Un nuevo comienzo”, la celebración mundial de su bicentenario, que en Jaén tuvo lugar el pasado 6 de junio, coincidiendo con la fiesta de San Marcelino Champagnat.
La comunidad Marista de Jaén: religiosos, profesores, alumnos, antiguos alumnos y padres se dieron cita en la Santa Iglesia Catedral para conmemorar este aniversario, que coincide con la celebración que toda la familia Marista en todo el mundo. La celebración Eucarística estuvo presidida por el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro y concelebrada por el Rector del Seminario, D. Juan Francisco Ortiz y por los sacerdotes, D. Antonio Robles y D. Francisco Carrasco.
La Santa Misa se inició con la monición de entrada, que leyó el Hermano Juan Antonio Guerrero, Director del colegio.
A continuación, y tras el saludo inicial del Prelado jiennense, formaron, delante del altar la palabra “Maristas”, explicando el significado de cada una de las letras que formaban el nombre del Instituto, y las bases sobre las que lo creo Champagnat, siempre guiado por su profundo amor a la Santísima Virgen.
En la homilía, el Obispo diocesano quiso hacer historia sobre el Instituto Marista y en concreto sobre cómo, en la Francia posrevolucionaria del siglo XIX nace el sueño de San Marcelino. En sus palabras, Don Amadeo dibujó un perfil de este santo, que antes de fundar el Instituto Marista fue un sacerdote diocesano, y que preocupado por la educación de su época, descubrió cuál era su vocación, y fue el ponerse al servicio de los demás, de los más desfavorecidos, a través de la educación, porque “la educación es un derecho fundamental y que tenía que llegar a todos, porque la educación dignificaba y humanizaba”. Continuó Don Amadeo, “El proyecto de Marcelino Champagnat se forjó sobre una impronta”– explicó el Obispo_ “que los que tenemos fe no debemos renunciar, parte de una comunidad de bienes en el que el mayor bien es la fe en Jesucristo y en la Iglesia”.
En referencia a la labor educativa que desarrollan los Maristas, el Pastor del Santo Reino afirmó, “Lo que le da calidad a nuestro modelo educativo es la impronta que le ponemos, y esa es saber ver y saber descubrir en todos aquellos a los que servimos la imagen de Cristo, y saber poner en lo que hacemos el amor a Cristo”.
Para concluir, el Obispo dijo: “Damos gracias a Dios por este bicentenario de historia que estamos celebrando, por el inicio del carisma Marista, el don del Espíritu que hizo que Marcelino Champagnat pusiera al servicio de la sociedad en todo el mundo este modelo educativo” a la vez que animó a la familia Marista a no dejar de evangelizar, con vuestro testimonio y vuestra vida.
En la oración de los fieles, presentaron ante el Señor las peticiones profesores, alumnos y miembros de la AMPA del colegio. Comenzaron pidiendo por la Iglesia, por el Obispo de Jaén, por los sacerdotes y religiosos para seguir construyendo Iglesia sencilla y aportando el carisma Marista. También pidieron por los hermanos Maristas y por las vocaciones. Por los profesores y el personal de administración. Del mismo modo elevaron una oración al Padre por los catequistas, entrenadores, y todos los que forman la comunidad educativa. Así como por los padres y madres.
A continuación, se presentaron las ofrendas, tomando como punto de partida ese bicentenario, junto con el Pan y el Vino presentaron doscientas ofrendas simbólicas como agradecimiento por los dos siglos que este Instituto lleva formando a niños en todo el mundo.
La celebración contó con las voces del coro del Colegio Santa María de la Capilla. Un encuentro de la familia Marista, en la celebración de su patrón, que unió tradición, historia y futuro, el de un proyecto educativo que sigue estando vigente a través de los cientos de colegios que siguen el carisma de San Marcelino Champagnat.
Galería Fotográfica: “Bicentenario Marista”
Dos siglos después de que Marcelino Champagnat iniciara un camino en pro de la educación, de la escolarización, de la catequetización de los más desfavorecidos, el Instituto Marista vive “Un nuevo comienzo”, la celebración mundial de su bicentenario, que en Jaén tuvo lugar el pasado 6 de junio, coincidiendo con la fiesta de San Marcelino Champagnat.
La comunidad Marista de Jaén: religiosos, profesores, alumnos, antiguos alumnos y padres se dieron cita en la Santa Iglesia Catedral para conmemorar este aniversario, que coincide con la celebración que toda la familia Marista en todo el mundo. La celebración Eucarística estuvo presidida por el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro y concelebrada por el Rector del Seminario, D. Juan Francisco Ortiz y por los sacerdotes, D. Antonio Robles y D. Francisco Carrasco.
La Santa Misa se inició con la monición de entrada, que leyó el Hermano Juan Antonio Guerrero, Director del colegio.
A continuación, y tras el saludo inicial del Prelado jiennense, formaron, delante del altar la palabra “Maristas”, explicando el significado de cada una de las letras que formaban el nombre del Instituto, y las bases sobre las que lo creo Champagnat, siempre guiado por su profundo amor a la Santísima Virgen.
En la homilía, el Obispo diocesano quiso hacer historia sobre el Instituto Marista y en concreto sobre cómo, en la Francia posrevolucionaria del siglo XIX nace el sueño de San Marcelino. En sus palabras, Don Amadeo dibujó un perfil de este santo, que antes de fundar el Instituto Marista fue un sacerdote diocesano, y que preocupado por la educación de su época, descubrió cuál era su vocación, y fue el ponerse al servicio de los demás, de los más desfavorecidos, a través de la educación, porque “la educación es un derecho fundamental y que tenía que llegar a todos, porque la educación dignificaba y humanizaba”. Continuó Don Amadeo, “El proyecto de Marcelino Champagnat se forjó sobre una impronta”– explicó el Obispo_ “que los que tenemos fe no debemos renunciar, parte de una comunidad de bienes en el que el mayor bien es la fe en Jesucristo y en la Iglesia”.
En referencia a la labor educativa que desarrollan los Maristas, el Pastor del Santo Reino afirmó, “Lo que le da calidad a nuestro modelo educativo es la impronta que le ponemos, y esa es saber ver y saber descubrir en todos aquellos a los que servimos la imagen de Cristo, y saber poner en lo que hacemos el amor a Cristo”.
Para concluir, el Obispo dijo: “Damos gracias a Dios por este bicentenario de historia que estamos celebrando, por el inicio del carisma Marista, el don del Espíritu que hizo que Marcelino Champagnat pusiera al servicio de la sociedad en todo el mundo este modelo educativo” a la vez que animó a la familia Marista a no dejar de evangelizar, con vuestro testimonio y vuestra vida.
En la oración de los fieles, presentaron ante el Señor las peticiones profesores, alumnos y miembros de la AMPA del colegio. Comenzaron pidiendo por la Iglesia, por el Obispo de Jaén, por los sacerdotes y religiosos para seguir construyendo Iglesia sencilla y aportando el carisma Marista. También pidieron por los hermanos Maristas y por las vocaciones. Por los profesores y el personal de administración. Del mismo modo elevaron una oración al Padre por los catequistas, entrenadores, y todos los que forman la comunidad educativa. Así como por los padres y madres.
A continuación, se presentaron las ofrendas, tomando como punto de partida ese bicentenario, junto con el Pan y el Vino presentaron doscientas ofrendas simbólicas como agradecimiento por los dos siglos que este Instituto lleva formando a niños en todo el mundo.
La celebración contó con las voces del coro del Colegio Santa María de la Capilla. Un encuentro de la familia Marista, en la celebración de su patrón, que unió tradición, historia y futuro, el de un proyecto educativo que sigue estando vigente a través de los cientos de colegios que siguen el carisma de San Marcelino Champagnat.
Galería Fotográfica: “Bicentenario Marista”